Las misteriosas islas de Belz

Ubicadas en la bella costa sur de Bretaña, escondidas de las olas que golpean el golfo de Morbihan, al cobijo de la ría de Etel, en la localidad de Belz, encontramos dos islas cargadas de historias y buenas vistas: Nichtarguer y Saint-Cado. No convienen quedarse solo con la belleza del entorno y sus bonitas vistas, cada isla esconde su historia, ajena a los turistas que las visitamos, y que vamos de paso.

El islote rocoso de Nichtarguer llama especialmente la atención por su solitaria casa. ¿Quien en su sano juicio iría a vivir a una isla tan pequeña y en medio de la ría? El nombre por la que se la conoce, nos puede dar una pista: es conocida como la isla de las ostras. Atando cabos (y buscando información), es sencillo dar con origen: fue habitada por el guarda del criadero de ostras y su familia. Hoy en día se encuentra deshabitada, pero seguro que más de uno/a pasaríamos unos días de vacaciones en ella.

A escasos cien metros, se encuentra la isla de Saint-Cado. Mucho más grande que Nichtarguer , es necesario cruzar un antiguo puente de piedra. Cuenta la leyenda, que el puente que une la isla de Saint-Cado con tierra firme es obra del diablo. Un día se apareció Satanás a Saint-cado, ofreciéndole construir un puente para poder llegar a la isla. Como contrapartida, exigió que la primera alma que cruzara el puente fuese para el. Saint-Cado acepto el trato.

El diablo trabajo durante una noche entera y el puente estaba terminado por la mañana. Pero el resultado no fue el esperado por Satanás, ya que el primero en cruzar fue un gato, animado por el mismísimo Saint-Cado.

Hoy en día, los turistas lo cruzamos camino a la pequeña isla, ajenos a la historia que cuentan los lugareños.

Leyendas locales aparte, Saint-Cado bien merece un paseo entre las casas de pescadores. Destaca la capilla románica dedicada a San Cado (no podía ser menos, después de haber conseguido que le construyeran un puente en una noche). No perderse tampoco el calvario cercano y su fuente, que tiene como particularidad que se sumerge con la marea.

 

Una de piedras

La estupidez del ser humano no es algo exclusivo de nuestra época. Allá por el año 1843, un tal Pichardou Libourne grabó su nombre en uno de los arcos del acueducto romano de Pont du Gard.

Quien era Pichardou Libourne? Nadie lo sabe. El misterio persigue a este grabado: incluso el periódico liberation.fr se hizo eco en un artículo de 2002. El periodista se preguntaba si se trataba de una persona, de dos, si eran turistas,…
https://www.liberation.fr/guide/2002/01/18/retrouver-son-latin-sur-le-pont-du-gard_390862/
Quien iba a decir a los constructores romanos, que 1800 años después Pichardou Libourne iba a manchar su magnifica obra. Y quien iba a decir a Pichardou Libourne, que 180 años después su nombre aparecería en un blog de Internet. Al final, logro su objetivo: pasar a la posteridad.
En el puente que se construyo en paralelo para preservar Pont du Gard, hay más grabados. En la foto se ve uno, obra de un cantero: Hocemaço, en el año 1839. Incluso aparece un martillo.
Nos movemos 25 km al este de Pont du Gard, a Villeneuve-lès-Avignon, donde encontramos infinidad de ejemplos de firmas de canteros en el pasadizo de acceso al Fort Saint- André (s. XIII).
En el mismo Fort Saint-André (Villeneuve-lès-Avignon), las torres de la puerta de acceso contienen marcas, pero numéricas. Todo apunta a que esa numeración facilito su montaje y colocación.
A casi 1000 km, en Santo Domingo de Silos, encontramos un ejemplo de mensaje religioso del año 1638 en la puerta de una casa abandonada. Este tipo de grabado es muy común, en busca de protección divina.
A unos cientos de metros, en el monasterio de Santo Domingo de Silos, las paredes de los pasillos del claustro están llenos de grabados. La pena es que muchos son ilegibles, y se han perdido sus mensajes.
Cierro estas píldoras de grabados en el lugar que las inicie: Pont du Gard. Creo que antes al menos se lo curraban al grabar sus mensajes. Los garabatos de la foto son la prueba. Pope Noel ya es inmortal!

Pepinos en vinagre

Os propongo una receta muy sencilla para comer los pepinos de una manera diferente. A mi personalmente no me gustan nada en crudo, y hace poco he aprendido a ponerlos en vinagre. Les cambia el sabor y la textura, para mi son mucho más fáciles de comer.

1. Cortar el pepino en rodajas finas:

2. Añadirle sal y dejarlo reposar al menos 30 minutos. Veréis como suelta bastante líquido.

3. Mientras esperamos esa media hora, vamos preparando el aliño en el que vamos a introducir el pepino. Pondremos estos ingredientes y lo mezclamos todo bien:

  • sal
  • azucar
  • granos de pimienta
  • un ajo pelado
  • 125 ml de vinagre blanco
  • 125 ml de agua

4. Después de aclarar bien el pepino, lo introducimos en el bote en el que lo dejaremos reposar.  Y vertimos el aliño en el bote.

5. Con todo bien mezclado y el bote cerrado, solo nos queda esperar al menos 24 horas para que pille todo el sabor del aliño y cambie la textura. Y a disfrutarlo!!!

 

 

Castell de la Santa Creu de Calafell (Tarragona)

Retomo aquella vieja costumbre que tenía hacía años: documentar las que consideraba visitas interesantes. En esta ocasión nos acercamos a la provincia de Tarragona, donde visitamos el castillo medieval de Calafell. Espero os resulte interesante.

Cuenta una vieja leyenda de Calafell, que cada vez que los piratas navales moriscos atacaban la ciudad costera, los ciudadanos corrían a refugiarse al castillo de la Santa Creu. Y ante la incertidumbre de que el castillo cayera en manos enemigas, se escondían asimismo en una cueva, oculta a los ojos de los piratas. Esa misma cueva fue usada posteriormente como pozo de agua.

Los grabados encontrados en las paredes del pozo son libros abiertos ante los ojos del ser humano del siglo XXI. La leyenda se convirtio en historia cuando descubrieron esos grabados, realizados por los antiguos moradores durante las angustiosas esperas.

Además de por la cueva, la visita al castillo es recomendable por poder descubrir como eran sus murallas, la capilla, las celdas, las vistas de Calafell, sus defensas…. Pero ante todo por la amabilidad de las personas de cara al público (sobre todo al amigo autocaravanista, espero que sigas disfrutando de tus visitas a Euskadi).  Un 10 por el trato que dieron a los niños, planteando la visita al castillo como un juego: tenían que buscar los grabados de los barcos, y alguna que otra bruja. También por el tiempo que dedicaron a explicarnos la historía de los piratas. Chapeau!!!!