Nada más despertarme, ocurre lo que me temía, tengo las piernas como piedras. Los cuádriceps y las rodillas totalmente doloridos. A medida que entro en calor se me va pasando, pero noto que no he recuperado bien. Paliza de coche dos días antes y casi sin comer, paliza de bici el día anterior, no es de extrañar.
Para las 8 ya estoy desayunando, y para las 9 en marcha. Cuando estoy montando las alforjas descubro una cosa: hay una especie de canal junto a la casa. ¡Coño! Pero si es el Canal del Midi. Si hubiera seguido el canal desde la esclusa de Puicheric, hubiera llegado en nada, pero como no tenía ni idea de adonde ir…. No le doy muchas vueltas, lo más lógico era dirigirse al pueblo, y es lo que hice, mala suerte, sin más.
Arranco suave a las 9. Mi objetivo: Carcassonne. Son 30 km hasta la ciudad medieval. Voy puliendo los km poco a poco, sin forzar mucho. Pero realmente estoy preocupado, no tengo habitación para esta noche, en cambio, si para mañana, y la casa está a 240 km, lo que supone una media de 120 km para hoy y otros 120 km para mañana. Me propongo ir avanzando e ir analizando la situación a medida que me acerque a Carcassonne. Diviso la ciudad sobre las 11:30 y me lanzo hacia ella. En mala hora, la ciudad es muy bonita por fuera, sus murallas, sus torres, pero cuando te adentras en ella, descubres el infierno: callejuelas estrechas y gente, mucha gente. Tengo que ir con la bici en la mano, esquivando personas. Es más, pierde su encanto al ver que es un centro comercial, pero temático. Me tomo una rato para descansar en una terraza. Quiero comer algo, por lo que me pido un sándwich, que tampoco hay que pasarse. Pues bien, la palabra sándwich es Francia significa bocadillo de media barra, que por supuesto, no consigo terminar.
Tengo que tomar una decisión, y decido que no estoy para hacer 90 km más. Así que, me dirijo a la Gare y cojo un Ter que sale en ese mismo instante hacia Toulousse. Y no lo pierdo por 1 minuto. En una hora me planto en Toulousse, y le meto un bocado de 90 km a la ruta. No me gusta lo que he hecho, pero no había alternativa. Si quiero llegar a Burdeos, es el camino.
Hasta ahora no me comentado nada al respecto, pero llevo desde que he salido con la cadena y los cambios más que secos, y chirrían sin cesar. Es otra de las causas de mi ‘trampilla’, si no encontraba una taller, no llegaría muy lejos. Y ahí que me planto en Toulousse en busca de una tienda de bicis. Empiezo a dar vueltas, recorriendo calle tras calle, y no hay manera, muchas ropa, mucho bar, pero nada de bicis. Si al menos hubiera una ferretería para comprar aceite. Al final, y desesperado, encuentro una tienda de motos, y casualidad que venden recambios, aceites y demás. El tipo de la tienda me vende una spray, y tras buscar una sitio donde apoyar la bici, ahí que le doy. Esperaba que saliera aceite, cuando sale un líquido blanco, que no tiene buena pinta. En vez de disolverse, me deja la cadena y los piñones blancos, me espero lo peor, cuando descubro que ha hecho su función, y la bici ha dejado de hacer el ñiki-ñiki del demonio.
Las 15 horas. Tengo que tomar una decisión, o me quedo en Toulousse o sigo adelante. Si sigo, necesito un sitio para pasar la noche. Por lo que veo en el mapa no hay muchos pueblos, por lo que me siento en una terraza y me pido un, adivinar que, un croque, que resulta ser una especie de sándwich, ¡otra vez! Saco el notebook y mediante el wifi me tiro un rato buscando hoteles o casa rurales, pero hay bien poco o casi nada, encima, tengo que reservar online, por lo tengo que hacerlo a través de booking. No puedo esperar a que me respondan a un email. Tras mucho buscar, encuentro y reservo un hotel a 20 km de Toulousse, algo es algo. Prefería hacer algún km más, pero eso que le quito a la etapa de mañana.
En Toulousse termina el canal de Midi, y empieza el del Garona. Se nota mucho el cambio. Por el Midi era casi todo tierra, piedra o barrillo, pero casi nada de asfalto. El de Garona, en cambio, es todo asfalto, por lo que es mucho más rápido, pero tiene menos encanto. Los km restantes de la etapa transcurren sin novedad, llego a Castelnau, y me lanzo de nuevo en busca del hotel, que encuentro más o menos bien. Está en una zona industrial, pero es totalmente nuevo, y tiene un restaurante al lado.
Nada más entrar en la habitación me toca hacer la colada, tengo la ropa o sucia, o mojada, o ambas. Por lo que hecho mano del chimbo (mano de santo), y le doy al frote. Es increíble la mierda que sale. Y eso que alguna ropa también la lave ayer. Lo difícil va a ser que se seque, anoche no hubo manera, por lo que pongo el aire acondicionado de la habitación a tope y bajo al hall, donde, con una Heineken bien fría (o dos), me dispongo a escribir estas palabras. He ido a cenar, y después, ya más tranquilo, continuó este relato, que termina por hoy, desde la habitación. Espero no cocerme vivo esta noche.
Ánimo Joseba!!!!!!!!!!!, no sabía que al finsl hubieses decidido esta ruta, dale caña!!!
joder calleja dale hasta ke parta o es te akabe larretera matxote ….. la BLUSA onde esta la BLUSA?