DIA 5. De Bourdelles a Burdeos

Último día, y el que más madrugo de todos. El desayuno a las 7:30, con la idea de empezar mi última etapa a las 8. Ha estado lloviendo toda la noche, pero el día al menos amanece nublado y la temperatura es buena para rodar en bici. Ayer termine mi viaje junto al canal, y hoy tengo que rodar por la vía verde de Pierre Lavide, una antigua vía ferroviaría que transcurre entre >Salvaterre y Burdeos.

Rodando entre viñedos

La primera dificultad del día es encontrar el comienzo de la vía. Habrá unos 20 km hasta la salida, y tengo que hacerlos a través de carreteras comarcales. Dispongo de un plano detallado, que me ha dejado en la casa rural, por lo que no debería ser un problema. Y poco a poco voy avanzando por los pueblos, y me encuentro con las primeras cuestas de verdad, hay bastantes toboganes, pero en algunos puntos hay paredes de al menos el 10%. Teniendo en cuenta que es el quinto día de rodaje, me imaginaba que me iba a costar, pero, en cambio, voy como un tiro. Me hago dos horas de rodaje con muy buenas sensaciones y forzando. La señal de que iba bien es que no he tenido que meter el plato pequeño en ningún momento. Y llego a Sauvaterre.

Es el pueblo más grande de la zona, pero no hay ni rastro de la vía verde, por lo que tengo que preguntar a un par de lugareños, que me lo indican a la perfección. A pesar de no tener ni idea de francés, al menos entiendo las explicaciones que me dan y a las 10 horas llego al inicio de la vía.

Antigua estación de tren

El cálculo para el día de hoy son 76 km, 54 de vía verde más 22 de carretera, pero realmente he hecho más de 22 km para llegar a la salida. La vía es una pista asfaltada de 2 metros de ancho, en la que voy prácticamente solo. Voy rodando entre viñedos, es una zona muy agradable, y voy a travesando pequeños pueblos y pasando junto a antiguas estaciones de tren, algunas de ellas, convertidas en bares o restaurantes.

Voy alternando tramos de largas bajadas con tramos de interminables subidas, no duras, pero me obligan a marcarme un ritmo tendido y constante. Noto que poco a poco me van fallando las fuerzas, se me acaba la gasolina. Es tiempo de hacer una parada y comerte una barrita energética. Recupero un poco, pero no todo lo que quisiera. Me quedan cerca de 35 km para llegar a Burdeos, y son las 11 de la mañana. Está siendo la etapa más completa de todas. a favor, que el terreno es todo asfalto, en contra, que ha dejado de ser llano. Empieza chispear un poco, suerte que me ha respetado hasta ahora, por lo que les pongo el chubasquero a las alforjas, yo en cambio no me pongo nada, este agua sirve para refrescarme. Hago unos km más y llego al último pueblo que hay antes de llegar al final de la vía. Me paro y me tomo otra barrita y una coca-cola. En el bar en el que he entrado hay una gran ikurriña colgada en la pared, por lo que les pregunto si son de Euskal Herria, pero no me responden nada claro, y me quedo con la duda de porque estará.

El único tunel de toda la ruta

Parece que está última parada ha sido efectiva, y he recuperado fuerzas de verdad, hago lo que me queda de vía como una moto. Esto me da que pensar, me da la impresión de que mucho días no he rodado todo lo que podría porque tampoco me he alimentado como debería, pero al tener las cenas cogidas, y ser casas rurales, no podido elegir como quisiera. Creo que es una buena lección para futuras salidas. Y llego al final de la vía, hago un par de km por carreteras comarcales y empalmo con el río Garona, junto al que transcurre una vía para ciclistas que te lleva al centro mismo de Burdeos.

Los últimos km son de placer. Está lloviendo un poco, pero no importa, solo tengo en mente llegar al final de mi meta. Este último tramo es el más feo de todo el viaje, transcurre por zonas industriales, y no cambia un poco hasta que llego al centro. A las 13 horas, me apeo de la bici y me saco la foto final. En el mismo instante, un grupo de 10 personas, jubilados yo creo, arrancan de la misma plaza con sus alforjas, y salen por el mismo carril por el que he llegado. Van a hacer la ruta, pero en la otra dirección. Estoy contento por este día final. He rodado muy bien, en algún momento flojo, pero me quedo con la sensación de que el días que peor tenía que ir, ha sido el mejor. He completado los 80 km de la etapa en unas 5 horas, cuando el resto de días no he llegado hasta la tarde.

En cambio, me queda una espina clavada, los 90 km que hice entre Carcassonne y Toulousse. Estoy convencido de que si la primera etapa hubiera sido una etapa normal, el resto de días hubiera ido in crescendo y hubiera podido hacer la ruta completa. Sobre todo, porque ese fue el tramo más duro en cuanto al terreno: barro, tierra y agua. De Toulousse en adelante está todo asfaltado, por lo que en condiciones normales se pueden hacer km casi sin darse cuenta, las etapas de 100 km son totalmente factibles.

Puente sobre el río Garona en Burdeos

Mi estancia en Burdeos es corta pero intensa. Como una ensalada en una terraza, regada con una copa de vino espectacular, con la idea de coger el autobús e ir a recoger el coche en el aeropuerto. Pero el chofer no me deja subir la con bici al autobús. Así que me felicito de hacer comido solo una ensalada y me dispongo a emprender, esta vez sí, el último tramo. El aeropuerto está a unos 10 km, que hago con suma tranquilidad y sin perderme. El tiempo ha cambiado y el calor aprieta, pero no es impedimento para que a las 16 h. haya pagado el parking y este desmontando todo para cargarlo en mi coche.

Han sido 5 días intensos, se trata de una ruta sencilla, perfecta para iniciarse en el cicloturismo, pero quizá un poco tranquila después de haber hecho el camino de Santiago anteriormente. Lo que está claro es que hay que ir mínimamente preparado para hacer tantos km en tan pocos días, y planteárselo siempre de menos a más.

El globero y su burra en Burdeos

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