Driving Route 66 (5): los puentes de Oklahoma

Hoy ha sido un día largo e intenso. La llegada a Oklahoma City ha sido dura, ya que hemos estado dando un montón de vueltas entre autovias hasta dar con el hotel. Hemos terminado muy cansados, pero nos quedamos con todo lo bueno que ha tenido el día, que ha sido mucho. Salir de Joplin ha sido realmente sencillo, y como encima ha salido un día soleado, hemos disfrutado de los primeros kilómetros con tranquilidad, tan sólo siguiendo las señales de la ruta. Para cuando nos hemos dado cuenta, hemos salido del estado de Missouri para entrar en Kansas. Han sido muy pocos kilómetros en Kansas, pero con cosas muy interesantes.

Lo primero ha sido el pueblo de Galena. Además de estar muy bien ambientado, con música sonando en sus calles desde primera hora de la mañana, lo más curioso ha resultado la estación se servicio ‘4 women on the rute’. Además de estar rehabilitada con mucho gusto, destacaba por tener afuera el coche que inspiro a los creadores de la película Cars. No hay más que fijarse en sus ojos para descubrir su parecido.

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Antes de abandonar Kansas, hemos cruzado el Puente de Brush Creek, un puente de piedra, por el que antes cruzaba la carretera principal. Hoy ya esta en desuso, excepto para los ruteros que siguen cruzando sobre el, al igual que en la época dorada de la ruta. Eso ha sido todo lo que nos ha ofrecido Kansas, ya que tan soló hemos atravesado un de las esquinas del estado.

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Tras abandonar Kansas, hemos entrado de lleno en Oklahoma. En este caso no va a ser un paso tan efímero, ya que vamos a transitar al menos el resto del día por sus tierras, hasta su capital. Uno de sus primeros pueblos, Comerce, nos ha sorprendido, ya que en la guía no indicaba nada, pero hemos encontrado un par de lugares curiosos. Se trababa de una gasolinera restaurada (para variar, ¿no?) y una tienda de galletas. Lo más llamativo era su diseño, los colores con los que los habían pintado. No pasaban desapercibidos.

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Oklahoma nos ofrecía un paisaje que iba cambiando a medida que nos adentrábamos en el estado. Es un estado con menos árboles y bosques, pero con más praderas e interminables llanuras. Las cabezas de ganado no faltan en Oklahoma. Se trata de la América más auténtica que hemos conocido desde los días que llevamos. Hay ranchos por doquier, desperdigados por sus extensiones de pastos. Durante un buen rato hemos circulado por un camino de piedras, un camino que servía para comunicar las granjas. Para poco más. Hemos estado tentados en más de una ocasión de darnos la vuelta, pensado que nos habíamos perdido en algún cruce, pero hemos seguido adelante hasta conectar de nuevo con la ruta 66. No estábamos perdidos.

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De vuelta en la carretera 66, hemos circulado un montón de kilómetros por una carretera de doble carril, que es a su vez la ruta. Como tiene el mismo nombre, han dejado de poner carteles señalizando por donde seguir la ruta, pero es que o hace falta, sólo hay que seguir la carretera. Y gracias a que íbamos por esa autovia, hemos estado a punto de saltarnos el segundo puente de la jornada, el de Pryor Creek, en Chelsea. Menos mal que lo hemos visto de refilón, y hemos dado la vuelta para poder verlo. Era mucho más bonito que el anterior.

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Aunque parezca mentira, eran las 11 de la mañana y habíamos visto un montón de cosas, la jornada estaba siendo de lo más productiva, lo estábamos gozando. Y donde realmente he disfrutado ha sido conduciendo por una carretera que hemos cogido saliendo de la autovia. Íbamos en busca de tótem gigante, y por el camino hemos pasado por unos bosques con unos colores muy vivos, encima con hojas de muchos colores. Todo esto a los lados de la carretera. Y con un día más que soleado (he estado todo el día en manga corta, ya tengo olvidado el frío de Illinois). Ha sido espectacular.

También lo ha sido el tótem de Galloway en Foyil. Con su descomunal altura, vigilaba el parque de su entorno. Estaba decorado con infinidad de motivos, en su mayoría indios. Ha sido un desvío de menos de 4 millas de la autovia, y merece la pena desviarse. Puede parecer que estoy detallando menos que otra veces, pero con todo lo que hemos visto, no puedo alargarme mucho con cada cosa, porque sino esta noche no me va a dar tiempo a dormir… Y eso que todavía son las 10 de la noche.

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La ballena azul de Catoosa ha sido posiblemente el monumento más friki que hemos visto hoy. La ballena la construyo un marido para regalársela a su mujer por su aniversario. Fue en la década de los 70. Durante muchos años, fue utilizada como piscina por las personas que hacían la ruta. Hoy en día, ya nadie se baña, aunque se mantiene en buen estado.

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Tras pasar la mañana cruzando pequeñas poblaciones, tocaba de nuevo adentrarse en una ciudad de gran tamaño. Hemos pasado por Tulsa, o mejor dicho por su autovia. Lo curioso ha sido que hemos seguido las indicaciones de todos los carteles de la ruta, pero en ningún momento hemos pasado por el centro de la ciudad, siempre la hemos ido bordeando. La guía tampoco destacaba nada en la misma. Poco podemos decir de ella. Donde sí nos ha metido la ruta ha sido por el centro Sapulpa, localidad que esta pegada a Tulsa, a unas pocas millas. Ahora si que hemos salido de la autopista. Nuestra idea era pararnos a comer en un local legendario de Sapulpa, el Happy Burguer. Gary Turner nos lo había recomendado con las siguientes palabras: ‘tienen las mejores hamburguesas del mundo’. Y en la guía también aparecía destacado, así que era parada obligada.

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El Happy Burger es un pequeño local, con mucha historia a sus espaldas, ya que lo abrieron en 1957. Toda la decoración del local gira en torno a un solo tema: Pepsi. Tienen todo tipo de complementos, carteles, vasos, lo que sea, con tal de que contenga el logotipo de la marca de bebidas. Pero lo realmente especial de este restaurante es su comida, las hamburguesas son de muerte. La salsa que le ponen sobre todo. Esta es una parada que el buen rutero que se precie de serlo, no debe saltarse.

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Pero Sapulpa tenía otro secreto escondido, un precioso puente de hierro en sus afueras. Casi escondido a la vista de los coches, sobre todo sí vas muy rápido por la autovia. Menos mal que lo hemos visto. Tras ese puente, hemos pasado por una zona bastante chula, alejada de la autovia. Aún nos quedaban unas 100 millas para llegar a Oklahoma City, donde dormiríamos. La mayor parte del trayecto lo hemos hecho por la carretera 66, y en esta zona se puede puede circular a unos 100 km por hora, siempre que no pases por el centro de ningún pueblo. No nos hemos detenido en muchos pueblos esta tarde. Una ha sido Chandler, ciudad natal del escritor de nuestra guía, que por cierto pone su móvil para que los ruteros le llamen y les firme la guía. Claro que no lo hemos hecho, hubiera sido demasiado. Pero si que hemos hecho una parada en el museo de la ruta que habían preparado en el pueblo. Un pedazo museo. Tenia un montón de pantallas de televisión, cada una de ellas con un video distinto, y un asiento distinto. Alguna incluso era una cama para tumbarte mientras veías el video.

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La última parada del día ha sido en Arcadia. Por un lado tiene un museo y tienda de recuerdos, que han abierto en un curioso edificio, con una cúpula inusual. No hemos entrado porque acabábamos de estar en el de Chandler. Lo que sí que hemos visitado ha sido la gasolinera, tienda, resultante llamada Pops. Es el paraíso de la soda. En la parte exterior tiene una gran botella de soda, una escultura gigante que por la noche se ilumina. Por dentro es increíble. Su distribución es muy especial, en las paredes de cristal cuelgan infinidad de baldas con botellas de soda de todos los colores y marcas imaginables. No he podido evitar tomarme una. Curioso sitio.

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El parecía que iba terminar bien, sólo nos quedaba llegar a Oklahoma City, y hemos seguido las señales sin perdernos en ningún momento, pero nos ha costado una barbaridad encontrar el hotel. Estaba junto a la carretera 77, y solo para dar con ella hemos tenido que dar vueltas por un montón de cruces. Pero al final hemos llevado, cansados de este último tramo, pero contentos por tener un sitio donde descansar.

2 respuestas a «Driving Route 66 (5): los puentes de Oklahoma»

  1. Kaixo Joseba eta Esti. Me divierte leer el capítulo diariamente. Haces posible, que en cierto modo Yo mismo crea que también estoy haciendo la ruta 66.
    Con diferencia al viaje a China que parecía una guía gastronómica, en este viaje destacan 3 cosas: gasolineras, gigantes y puentes.
    Gracias por compartir con nosotros, vuestra aventura. Lo estáis haciendo muy bien.
    Besos para Ella y abrazos para Él

  2. Hola, chicos!! Me encantan las fotos y las descripciones que hacéis de cada aventura. Dejaré de darle la paliza a Esti para que mande fotos por wassap porque ya veo que aquí hay muchas.
    Me alegro de que lo estéis pasando bien. Aprovechad cada momento! Seguiré vuestras andanzas por el blog! Besos!!!

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