Anoche nos fuimos a la cama con una ventisca de nieve, pero esta mañana al despertarnos el cielo estaba complemente despejado. No había ni una nube en el cielo. Eso si, había una helada importante. Tras limpiar el coche, hemos arrancando con precaución, ya que se veía que había bastantes placas de hielo. Menos mal que la interestatal 40 es una de las arterias del país y el tráfico no se detiene, creo que gracias a eso nos la hemos encontrado bastante limpia.
En unas pocas millas, abandonábamos Nuevo México para entrar en Arizona, también tierra de indios nativos. Los carteles con publicidad de artesanía india se amontonan a los lados se la carretera, y de vez en cuando se ve alguna replica de antigua tienda india. Todo con tal de llamar la atención de los conductores y se salgan de la autovia. Nosotros solo hemos salido para hacer la primera visita del día, al Parque Nacional del Bosque Petrificado. Este parque tiene dos partes diferenciadas, por un lado el Painted Desert, y por otro, Petrified Forest. Hay una carretera que recorre el parque durante 28 millas, en las que es imposible no detenerse una y otra vez para apreciar la belleza de la naturaleza. La nieve ha tapado el colorido natural del parque, no es lo mismo, pero tampoco es que lo haya estropeado, estaba distinto.
Al entrar al parque, e ir a pagar el ticket, hemos descubierto que hoy es gratuito. El motivo no es otro que el día del veterano, que se celebra mañana día 12. Así que eso que nos hemos ahorrado, pero tras dejar un donativo, que menos después de entrar gratis. La primera parte ha sido el desierto pintado, que en vez de rojo, estaba pintado de blanco. Pongo unas cuantas fotos de varios puntos del recorrido.
Tras estar más de dos horas recorriendo el parque por su parte norte, llegábamos a la sur, donde se encuentra el bosque petrificado. Lo que a primera vista parecen piedras, ahora lo son, fueron en su día troncos que se han convirtieron en piedra. Es increíble. Y lo es más al ver los colores que tienen algunos de esos troncos. Lo más curioso de este fenómeno es que las piedras están cortados como sí alguien hubiera ido con una motosierra.
Ha sido una visita de la que no esperábamos tanto. Han sido tres horas en el parque, ni por asomo nos imaginábamos estar tanto tiempo, pero era imposible no detenerse una y otra vez con los paisajes que hemos disfrutado. Tras salir del parque, hemos seguido por una carretera comarcal hasta Holbrook, donde hemos parado para comer, cuando no eran ni las 12 del mediodía. Ya nos estamos haciendo a los horarios americanos. En esta zona india, al igual que en Nuevo México, todos los nombres son en castellano y cocinan comida mexicana, al menos de cara a los turistas. No hay rastro de la comida nativa.
En el pueblo de Holbrook hay un motel familiar ambientado en la cultura nativa, se trata de un lugar muy especial, ya que las habitaciones son cabañas indias. Esta pegado a la carretera, por lo que es imposible pasar sin detenerse.
De nuevo en la carretera, nos hemos detenido para sacar una foto en el Jack Rabbit Trading Post, que tiene un conejo enorme en su exterior. Encima tiene una silla de montar incorporada, por lo que esta es una de las paradas obligatorias para hacerse una foto con la figura.
La siguiente parada ha sido en Meteor Crater, ya cerca de Flagstaff. Como su nombre bien indica, se trata de un cráter de unas dimensiones impresionantes. Es uno de los más grandes del mundo. Para poder verlo hay que subir a una montaña, donde han construido un museo sobre el tema. Desde fuera, no se aprecia el hueco que hay en el interior, ni sus dimensiones.
Nos estábamos acercando al momento más esperado del día, estábamos a las puertas del Gran Cañón. Pero antes debíamos pasar por la ciudad de Flagstaff, que nos ha sorprendido por su arquitectura. En la entrada de la ciudad, nos hemos encontrado a otro de los gigantes, supuestamente más antiguo que los de Illinois. Lo habían vestido de militar en homenaje a los veteranos.
En la salida de Flagstaff hemos visto que nos faltaban 80 millas para llegar a la entrada sur del parque del Gran Cañón, y eran las 15:30 de la tarde. Estábamos muy apurados de tiempo. Nuestra idea era ver el gran cañón esta tarde, y lo hemos conseguido a medias. Al llegar a la entrada del parque y al igual que por la mañana, no hemos tenido que pagar la entrada: ¡viva los veteranos! A las 17, ya estábamos alucinando con el tamaño del cañón. Es muy difícil de imaginarlo si no se ve in situ. Y eso teniendo en cuenta que no lo hemos visto desde el mejor mirador. Daba igual, con la altura y anchura del boquete, no importaba verlo de un sitio u otro. Mañana esperamos terminar de verlo desde el principal mirador de la zona sur del parque. Se nos ha hecho de noche dentro del parque, ya que hay 25 millas de una de las entradas el sur a la otra. No habíamos reservado nada para esta noche, así que hemos tenido que ir hasta el pueblo de Tuyusan en busca de hospedaje. Ha sido muy fácil. Tenía mirados un par de hoteles por sí dormíamos aquí, así que ha sido llegar y besar el santo ya que había sitio. Mañana volveremos a entrar al parque (sigue siendo gratis) a ver lo el resto de vistas del gran cañón. Lo estamos deseando.