Loira. Etapa 3: Gennes – Tours

La tercera etapa ribereña ha transcurrido sin problemas en los primeros kilometros. Hemos rodado por una carretera local, a una buena velocidad, y sin forzar la maquinaria. Queríamos llegar cuanto antes a la ciudad de Saumur, donde nos esperaba su famoso castillo. De todos modos, es impresionante ver como cada pueblo, por muy pequeño que sea, tiene su castillo, fortificación o monumento histórico. El valle del Loira esta plagado de monumentos. De ahí su fama mundial.

En la entrada de Saumur, hemos ido por una pista para bicis que no era la que llevaba al centro de la ciudad, pero nos hemos dado cuenta a tiempo y hemos desandado un par de kilómetros para adentrarnos en el centro. A la altura del río, ya se veía su increíble castillo sobre una montaña. Por supuesto que hemos tenido que subirla por una empinada carretera, por primera vez tenía que meter el plato pequeño, ya echaba de menos el molinillo. Incluso he roto a sudar, pero merecía la pena el esfuerzo, el castillo, de postal. Con unas viñas al lado, y con unas vistas inmejorables de la ciudad. Empezábamos de la mejor manera posible el día. Durante el rato que hemos estado, no hemos podido evitar tirar fotos sin parar, y es que estábamos alucinados.

Tras la visita a Saumur y su castillo, hemos vuelto a la senda, que en esta ocasión iba paralela al rio hasta el pueblo de Montsoreau. En esta localidad hemos aprovechado para parar en una tienda y comprar algo de fruta, unas bebidas, y un bocadillo para comer más tarde. En este punto, teníamos que elegir si visitábamos la abadía de Fontevraud, u optábamos por visitar el pueblo de Chinon y su fuerte. Y nos hemos decantado por Chinon. Así que hemos continuado junto al río, sin desviarnos, para unos pocos kilómetros más adelante perder de vista el río y dirigirnos por una ruta alternativa al pueblo que he mencionado antes. A partir de este momento, sin el Loira al lado, hemos rodado por inmensas parcelarias, que a medida que nos acercábamos a Chinon se convertían en viñedos.

Al igual que en Saumur, en Chinon hemos tenido que meternos para el pecho una buena subida. En este caso solo hemos visto la entrada al castillo, ya que desde ese punto poco más se veía. Cuando hemos bajado al pueblo, y hemos parado en una campa junto al río para comer, si que hemos apreciado el tamaño del fuerte. En su mayor parte esta medio en ruinas, pero daba igual, vigilaba el pueblo de Chinon desde las alturas. El bocadillo nos ha sabido a gloria, sentados en un banco, resguardados del sol y con una ligera brisa. Pena que hemos tardado poco en arrancar. En ese punto llevábamos 60 km, y nos quedaban otros tantos para llegar a Tours.

Una vez más, nos ha costado salir del pueblo, y es que tras un par de vueltas hemos descubierto que la carretera que nos llevaría a Rigny-Usse era la misma que subía al castillo, y que habíamos bajado antes de comer. Pero esta vez hemos sido más listos y hemos subido montados en el ascensor que sube al castillo, ¿para que subir dos veces al mismo sitio?

En unos pocos minutos, estábamos encaminados a Rigny-Usse, con la idea de volver a conectar con el Loira. Pero a mitad de camino, a eso de las 3 de la tarde, he vuelto a sufrir un pinchazo. Ayer no pinche, pero parece que hoy no libraba. Lo hemos arreglado rápido, y en poco tiempo estábamos de nuevo en ruta. Estaban siendo unos km duros, muchos toboganes, y lo peor, un fuerte viento en contra que nos frenaba y que poco a poco iba limando nuestras fuerzas. Los siguientes tramos tampoco han sido un camino de rosas. La pista junto al Loira picaba un poco para arriba, no mucho, pero si a eso le sumamos el viento en contra, mas un calor cada vez más asfixiante, da como resultado que ya no llevamos una pedalada tan alegre. Encima casi no hay fuentes, y en los pueblos no hay bares ni tiendas para poder refrescarse. Menos mal que en Rigny-Usse nos hemos podido tomar un café con hielo en una terraza. Lo necesitábamos.

En los siguientes 25 kilometros hemos tenido que sufrir un sol cada vez más asfixiante. Casi sin agua, la que nos quedaba ya caliente, y con unas ganas enormes de llegar a Villandry, uno de los pueblos mas grandes antes de Tours. Villandry se encuentra a 20 kilometros de la ciudad. Ha sido un tramo duro, ya con más de 80 km en las piernas, pero lo peor no ha sido eso, sino que tras cruzar un tramo adoquinado de pista, la rueda ha vuelto a deshincharse, y hemos tenido que poner otra de las cámaras que teníamos arregladas, y justo a 2 km de Villandry, mala suerte. Tras arreglarlo, hemos llegado al pueblo con un reseco y hambre descomunales. El sol estaba pegando con fuerza. No se que temperatura tendríamos, pero seguro que era alta. Así que nos hemos tomado una coca-cola y un helado para empezar, y como nos hemos quedado con hambre, un panpizza que ha entrado solo. Necesitábamos comida.

La mayor desgracia sido cuando al montar para reemprender el camino, he descubierto que la rueda estaba baja de nuevo. Han sido andar unos metros, y ya estaba casi vacía. ¿Se puede tener peor suerte con los pinchazos? Algo raro tiene que tener la rueda, no es normal. Así que solo nos quedaba una última cámara sana, casualmente de válvula estrecha, y al intentar hincharla un poco para meterla en la cubierta, se ha roto la válvula. Ver para creer. En un par de horas, tres cámaras para la basura.

Nos hemos encontrado en un callejón sin salida, sin poder pedalear, y a 20 km de Tours. Como en Villandry había una oficina de turismo, hemos ido a pedirles ayuda. Teníamos que llegar a Tours, ya que el hotel estaba reservado, y perdíamos el dinero. Menos mal que la señora de la oficina ha sido superamable y nos ha llamado ella al taxi. Por desgracia, no había ninguno en el que entraran dos bicis, y el pobre Isusko ha tenido que seguir solo hasta Tours por la ruta. Al menos todo lo demás ha ido bien, y es que en el momento no lo he pensado mucho, pero ahora, escribiendo estas líneas en el hotel, me estoy dando cuenta de que ha sido una tarde para olvidar. Yo he llegado al hotel en el taxi de un señor portugués, que hablaba castellano, y con el que he tenido la oportunidad de ir hablando en una amena conversación. Poniéndonos al día de lo que ocurría en cada país, el suyo ya era Francia, llevaba mucho años en Tours. Para cuando me había terminado de duchar, Isusko ya me estaba llamando, estaba cerca del hotel, pero no terminaba de encontrarlo. Por suerte, ha preguntado a un chico que iba en bici y le llevado hasta la calle donde estaba el hotel.

Nos hemos dado bastante prisa, y casi no hemos parado en el hotel, queríamos ver lo máximo posible de la ciudad. Lo primero que nos hemos encontrado ha sido la estación del tren, muy bonita. Poco después, la catedral, impresionante. Y por ultimo, nos hemos acercado la orilla del Loira, para terminar cenando en una de las calles mas populares de la ciudad. Al menos no cierran los bares y restaurantes a las 9 de la noche. Hemos cenado un menú bastante rico (ensalada de pasta, pollo o salmón, y postre), regado de un vino rosado de Chinon que nos ha sorprendido. Todavía teníamos pendiente una caña el día anterior, así que a eso de las 10:30, nos hemos ido a uno de los pocos bares que estaba abierto, un pub irlandés con mucha variedad de cerveza, pero puesta con muy poco arte. Así que nos hemos sentado en la terraza, por suerte hemos pillado una mesa libre, y es que estaba bastante concurrido, allí estaba toda la gente joven de la ciudad.

Y el día no ha dado para mucho mas. Al llegar al hotel he revisado a conciencia las cámaras y la llanta, por si descubría algo raro, pero nada. Lo más curioso es que la cámara que se ha deshinchado en el adoquín, no perdía aire por ningún sitio. La he metido dentro del lavabo, y repasado al menos seis veces buscando una fuga de aire, y nada. Entonces, ¿Como se ha podido deshinchar? Misterios sin resolver. Por hoy, ya hemos tenido bastante.

20120724-024025.jpg

20120724-024044.jpg

20120724-024053.jpg

20120724-024107.jpg

20120724-024117.jpg

20120724-024142.jpg

20120724-024151.jpg