La estupidez del ser humano no es algo exclusivo de nuestra época. Allá por el año 1843, un tal Pichardou Libourne grabó su nombre en uno de los arcos del acueducto romano de Pont du Gard.
Quien era Pichardou Libourne? Nadie lo sabe. El misterio persigue a este grabado: incluso el periódico liberation.fr se hizo eco en un artículo de 2002. El periodista se preguntaba si se trataba de una persona, de dos, si eran turistas,…
https://www.liberation.fr/guide/2002/01/18/retrouver-son-latin-sur-le-pont-du-gard_390862/
Quien iba a decir a los constructores romanos, que 1800 años después Pichardou Libourne iba a manchar su magnifica obra. Y quien iba a decir a Pichardou Libourne, que 180 años después su nombre aparecería en un blog de Internet. Al final, logro su objetivo: pasar a la posteridad.
En el puente que se construyo en paralelo para preservar Pont du Gard, hay más grabados. En la foto se ve uno, obra de un cantero: Hocemaço, en el año 1839. Incluso aparece un martillo.
Nos movemos 25 km al este de Pont du Gard, a Villeneuve-lès-Avignon, donde encontramos infinidad de ejemplos de firmas de canteros en el pasadizo de acceso al Fort Saint- André (s. XIII).
En el mismo Fort Saint-André (Villeneuve-lès-Avignon), las torres de la puerta de acceso contienen marcas, pero numéricas. Todo apunta a que esa numeración facilito su montaje y colocación.
A casi 1000 km, en Santo Domingo de Silos, encontramos un ejemplo de mensaje religioso del año 1638 en la puerta de una casa abandonada. Este tipo de grabado es muy común, en busca de protección divina.
A unos cientos de metros, en el monasterio de Santo Domingo de Silos, las paredes de los pasillos del claustro están llenos de grabados. La pena es que muchos son ilegibles, y se han perdido sus mensajes.
Cierro estas píldoras de grabados en el lugar que las inicie: Pont du Gard. Creo que antes al menos se lo curraban al grabar sus mensajes. Los garabatos de la foto son la prueba. Pope Noel ya es inmortal!